La estoy enseñando a compartir sus risas y sus galletas, sus manos tiernas en mi rostro, sus pasitos alegres junto a los míos cansados, y es que todo es compartir.
Y aprenderás a mi lado las cosas bellas, y las malas te las enseñara la vida, yo solo quiero amarte, y sonreír contigo, partiendo los caramelos la mitad para cada una, y los sueños cerca de ti.
Caminara el sol en tus días, y la luna junto a ti mi estrella adorada, dejare que la brisa de primavera te acaricie, mientras paseamos, jugamos en la arena, y las olas nos saludan.
Mi niña amada, pronto harás dos años, y no sabes de qué manera has cambiado mi vida, la has embellecido y alegrado, eres mi canto diario, y cada día vivo para encontrar tus ojos sonrientes buscando los míos.
Un niño es la alegrìa de una casa. Enhorabuena por esa brujita que tanto te das.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Hola fus, si, los niños son nuestro ahora, pero sobre todo son el futuro, y nos llena de alegría y preocupación siempre. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
Eliminar¡Ay, Lola, querida amiga, cuánto calor de madre y sabor de vida y cuánto te ocupa el corazón esa Andrea tan tuya! Estoy feliz de volver a visitarte. Un abrazo, te quiero mucho.
ResponderEliminarHola Amílcar, muchas gracias por comentar la entrada sobre mi nieta Andrea, que es muy importante para mí, más de lo que nadie imagina. Un abrazo.
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