A MIS AÑOS...
A mí nadie me pregunto si quería ser madre a mis años,
por eso al principio fue para mí un descontrol total, y un miedo continuo,
porque ser abuela era lo normal, lo otro ya se me había pasado el tiempo…
Ella la madre de la niña se paso los nueve meses diciéndome así
como si nada “la niña" estará siempre conmigo, y cuando salga a donde sea ella
ira conmigo, y yo que sabia por donde iban los tiros le dije… es lo normal, los
niños deben estar con sus padres, yo seré su abuela, pero a mí los niños no me gustan.
Es verdad que a mí los niños me gustan poco, mi segundo hijo
( padre de la niña) me dio mucho ruido, y entonces la vida me vacuno para no
tener más hijos, poniendo todos los medios habidos y por haber para que no
llegasen mas… y al cumplir los 50 tener una niña no estaba en mis planes.
Y pasaron dos meses desde que la niña nació, entonces un día
mi hijo me dijo ¿puedes quedarte con la niña? Yo le comente que si tenía que
ayudar en algo que sí, pero no para todos los días, recuerdo que estábamos en
la cocina y se levanto enfadado y se fue al salón.
Mi marido al llegar pregunto ¿pero qué pasa…? Entonces mi
hijo le dijo, que mamá no quiere quedarse con la niña, estamos de papeles con
el tema de la tienda, y necesitamos que la cuide, yo le dije solo mientras arregláis
esos papeles.
Y pasaron los días, y las semanas, después los meses y la
niña seguía en casa, a mí se me iba la vida, era tan pequeña que yo no tenía ni
fuerzas ni ganas de estar todo el día pendiente de ella, ya había perdido la práctica,
y me venía grande, estaba asustada por la responsabilidad, y estaba cabreada de
sentirme utilizada, pero yo sabía que eso pasaría.
Un día después de varios meses hablando con mi marido que me veía que
se me fue hasta el sueño le dijo a mi hijo ¿y la niña, que pasa, como van el
tema de los papeles? Entonces mi hijo con toda su cara dijo… la niña estará aquí
hasta que mama la eche…
Yo me quede a cuadros; la niña llegaba a casa por la mañana,
y venían a por ella por la tarde noche, a veces no venían, mi hijo llamaba y me
decía… se nos ha hecho tarde, y como mañana tengo que llevarla que se quede allí
a dormir, entonces yo se me ponía mala leche, los padres eran ellos, yo no tenía
porque quedármela, pero aquí estaba su comida, pijamas, biberones, pañales,
jabones, y cremas de la niña, y como no, una cuna, y yo empezaba a bañarla y demás historias,
la otra abuela trabajaba y yo era la que estaba libre...
Fueron años duros para, me quede sin tiempo para mí, yo salía
con ella a pasear cada día, con frío y con calor, las mañanas eran suyas, y su
comida era preparada por su abuela (yo) y la mía por la tarde cuando se la llevaban,
o me levantaba temprano, porque cuando ella estaba, solo estábamos ella y yo, y
nada mas importaba.
Me le lleve a la playa cuando yo me iba, me la llevaba de
compras en el carro, íbamos a jugar al parque, y terminamos bañándonos juntas,
cantando juntas, bailando juntas, y llorando juntas, eso solo yo lo sé.
Yo le cambie la
papilla a la hora de dejarla, cambiándola por la fruta en las meriendas que no le
gustaba y lloraba mucho, conmigo comió por primera vez verduras que le gustaba menos aun que la fruta, empezó a
comer pescado que si le gustaba, y yo tuve que enseñarla a la hora de dejar los
pañales, porque no había forma de ir a despacho del señor “Roca” hacer sus
necesidades, fue mucho para mí, pero es que ya cuando paso eso, ella ya era mi
niña, y aunque seguía desbordada, me sentí feliz la primera vez que dijo mamá,
y pensé ¡¡¡que pena que su madre no esté aquí para oírla…!!!
Y todo fue pasando, y al llegar a los tres años… la niña se
marcho a la guardería, y recupere mi tiempo, pero cuando iba a la frutería o al banco todos
me preguntaban por ella, entonces me di
cuenta que ya no era yo, y que ya desde hacia tiempo…era la abuela de Andrea.
Y llore al pasar por el puente donde nos parábamos al ir a Mercadona
y ver pasar los trenes que tanto le gustaban, y yo la veía saludar el
conductor que más de una vez la saludaba con un pitido largo que a ella le encantaba, y cuando había pasado
aun movía su manita diciéndole adiós.
Los parques y los columpios me producían tristeza, y deje de
pasar por el parque que a ella tanto le gustaba, pero era inevitable porque la
terraza de mi salón da a ese parque, y desde allí la veía subir a tobogán,
sentarse en la tierra con su cubo, o pasear en su carro a “Fernandito” su gran
muñeco con cara de bebe que todo el mundo confundía con uno de ellos.
Conoció a mis amigas, y a sus nietas, que más de una fue
amiga de ellas, y las veíamos jugar juntas y nuestros corazones se inundaban de
dicha.
Todo en mi vida fue Andrea, porque ya el tiempo que tanto había
ansiado se me quedo grande, y yo que quería mi libertad ella no estaba, y yo me
pregunte muchas veces ¿Y ahora, para que…?
Ahora su madre se la lleva con la otra abuela, ahora no hay que cuidarla tanto, no hay que enseñarla nada, ya no da ruido, ahora recién cumplidos los 11 años, todo a cambiado, yo la sigo echando de menos, pero eso ya a nadie le importa.
Lola, te paso lo mismo que a mí hermana, ahora su madre, es su madre a la abuela la quieren pero.... Besos.
ResponderEliminarBueno Teresa eso parece que es lo mas normal, pero las abuelas sufrimos mucho. Gracias por tu comentario.
EliminarHola Lola , estos son los recuerdos que siempre tendras , y yo te pregunto ¿ Tu nieta que dice cuando la llevan a casa de la otra abuela , y a ti no ye la traen tan amenudo ? Besos de tu amiga flor.
ResponderEliminarHola amiga, bueno ella no dice nada, su madre la lleva a ver a su abuela materna... y ella nos quiere a las dos y es lo normal. Un beso.
EliminarUna abuela es en ocasiones más que una madre... en mi caso se vio obligada a serlo, y por ello la tengo siempre presente.
ResponderEliminarLlegará el día, Lola, llegará el día...
Abrazotes.
Hola Borja, las abuelas somos las suplentes de las madres pero muy lejos de su cariño y es lo normal, pero a veces siento que la he perdido. gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarLos hijos suelen ser abusivos, a veces es necesario poner coto
ResponderEliminarAbrazos
Hola amiga, me alegro de volver a verte por aquí. Gracias. Un beso.
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