domingo, 29 de marzo de 2015

RECUERDOS LEJANOS






RECUERDOS LEJANOS

Me acuerdo de aquel día de frio, cuando el parque era nuestro despertar, y nada había más importante que nuestros paseos.

Qué buenos recuerdos los de ahora mismo, aquí sentada, tranquila, y mecida en el ayer, que fácil se me hace recordar, y que difícil tenerte.

Ha cambiado la vida para mal, tú aun no eres consciente, pero ha cambiado tanto todo que es difícil que me sientas, y difícil para mí no encontrarte ni en una mirada. 

Bueno las cosas cambian, aunque en mi corazón vives fuertemente aunque no vea ni tu mirada.



jueves, 19 de marzo de 2015

SIN ELLA





SIN ELLA

Estaba en la playa sola, de pronto empezaron a llegar mis amigas, yo estaba leyendo y no me di cuenta de que habían llegado, después también me di cuenta que me había bajado sin desayunar, “ella” no había compartido las tostadas de cada día conmigo, por que “ella” no estaba.

Y de pronto me sentí hambrienta, y subí a tomarme el café a la una del mediodía, entonces la eche de menos, más de lo que pensé que podía hacerlo.

Vi que el lavaplatos ya había terminado su lavado, y empecé a colocar la vajilla, y al llegar al cesto de los cubiertos vi sus manitas ayudándome con las cucharas, y al terminar la cesta seguía en su lugar, y es que ella cada día la cogia y se la llevaba a su mamá para sin palabras decirla que me había ayudado, después la volvía a poner en su sitio.

Y aunque he recuperado mis fines de semana la echo de menos, tanto que me sobra tiempo para todo, para leer y para escribir, para vivir y soñar que… pronto volverá conmigo.



sábado, 14 de marzo de 2015

ELLA ME ENSEÑO




ELLA ME ENSEÑO

Ella me enseño de nuevo a sonreír, a encontrar la belleza en las hojas amarillas del otoño, a dejar las lágrimas tras la lluvia, y a encontrar una estrella en cada guiño de sus ojos.

A arreglarme cada mañana para estar mejor de cara a la gente, a sentirme mas segura al mirarme en un espejo, y a verme mejor solamente por mi.

A pasear entre la gente, siendo ella solamente la persona que solo quería mirar, a correr tras sus pasitos, a saludar a cada vecino por su nombre.

Me enseño que la vida son mil sonrisas al día, esa es la medicina que calma el corazón y se lleva las arrugas del rostro al pasado, sabiendo que jamás estaré tan bien como paseando con ella.

Me enseño a sentir ternura por los gatos abandonados, a mí que no me gustan los gatos, y a acariciar a los perros, a correr tras las palomas, sin dejarse atrapar como ella, a descansar sentada en un banco del parque, aunque ella me haga recorrer con la mirada todas sus andanzas.

Me enseño tantas cosas, que ahora que ya paso esa etapa de su vida, cuidada por su abuela, me siento desprotegida, ya no es mí sombra, y vago por las calles llenas de gente, sola, sin que me interese mirar el azul del cielo, y sin ver como vuelan los pájaros.





miércoles, 4 de marzo de 2015

DE LEJOS


 

DE LEJOS

Hoy vuelvo a quererla de lejos...

Andrea mi nieta sigue lejana, así la siento, pero cuando voy a verla su abrazo me vuelve a dar vida para volver añorarla al llegar a casa.

Ella no entiende mis desvelos, ella me abraza, me besa, y me dice... Abuela, te quiero, y eso llega a mis oídos como una hermosa música.

Hoy día gris en el cielo, mi vida toma ese color ante el recuerdo de no verla un día más, me voy de viaje unos días, me iré a verla antes, ella es muy importante, más que mi vida, que poco importa a nadie.



domingo, 1 de marzo de 2015

A MIS AÑOS...



A MIS AÑOS...


A mí nadie me pregunto si quería ser madre a mis años, por eso al principio fue para mí un descontrol total, y un miedo continuo, porque ser abuela era lo normal, lo otro ya se me había pasado el tiempo…

Ella la madre de la niña se paso los nueve meses diciéndome así como si nada “la niña" estará siempre conmigo, y cuando salga a donde sea ella ira conmigo, y yo que sabia por donde iban los tiros le dije… es lo normal, los niños deben estar con sus padres, yo seré su abuela, pero a mí los niños no me gustan.

Es verdad que a mí los niños me gustan poco, mi segundo hijo ( padre de la niña) me dio mucho ruido, y entonces la vida me vacuno para no tener más hijos, poniendo todos los medios habidos y por haber para que no llegasen mas… y al cumplir los 50 tener una niña no estaba en mis planes.

Y pasaron dos meses desde que la niña nació, entonces un día mi hijo me dijo ¿puedes quedarte con la niña? Yo le comente que si tenía que ayudar en algo que sí, pero no para todos los días, recuerdo que estábamos en la cocina y se levanto enfadado y se fue al salón.

Mi marido al llegar pregunto ¿pero qué pasa…? Entonces mi hijo le dijo, que mamá no quiere quedarse con la niña, estamos de papeles con el tema de la tienda, y necesitamos que la cuide, yo le dije solo mientras arregláis esos papeles.

Y pasaron los días, y las semanas, después los meses y la niña seguía en casa, a mí se me iba la vida, era tan pequeña que yo no tenía ni fuerzas ni ganas de estar todo el día pendiente de ella, ya había perdido la práctica, y me venía grande, estaba asustada por la responsabilidad, y estaba cabreada de sentirme utilizada, pero yo sabía que eso pasaría.

Un día después de varios  meses hablando con mi marido que me veía que se me fue hasta el sueño le dijo a mi hijo ¿y la niña, que pasa, como van el tema de los papeles? Entonces mi hijo con toda su cara dijo… la niña estará aquí hasta que mama la eche…

Yo me quede a cuadros; la niña llegaba a casa por la mañana, y venían a por ella por la tarde noche, a veces no venían, mi hijo llamaba y me decía… se nos ha hecho tarde, y como mañana tengo que llevarla que se quede allí a dormir, entonces yo se me ponía mala leche, los padres eran ellos, yo no tenía porque quedármela, pero aquí estaba su comida, pijamas, biberones, pañales, jabones, y cremas de la niña, y como no, una cuna, y yo empezaba a bañarla y demás historias, la otra abuela trabajaba y yo era la que estaba libre...

Fueron años duros para, me quede sin tiempo para mí, yo salía con ella a pasear cada día, con frío y con calor, las mañanas eran suyas, y su comida era preparada por su abuela (yo) y la mía por la tarde cuando se la llevaban, o me levantaba temprano, porque cuando ella estaba, solo estábamos ella y yo, y nada mas importaba.

Me le lleve a la playa cuando yo me iba, me la llevaba de compras en el carro, íbamos a jugar al parque, y terminamos bañándonos juntas, cantando juntas, bailando juntas, y llorando juntas, eso solo yo lo sé.

Yo le cambie  la papilla a la hora de dejarla, cambiándola  por la fruta en las meriendas que no le gustaba y lloraba mucho, conmigo comió por primera vez verduras que  le gustaba menos aun que la fruta, empezó a comer pescado que si le gustaba, y yo tuve que enseñarla a la hora de dejar los pañales, porque no había forma de ir a despacho del señor “Roca” hacer sus necesidades, fue mucho para mí, pero es que ya cuando paso eso, ella ya era mi niña, y aunque seguía desbordada, me sentí feliz la primera vez que dijo mamá, y pensé ¡¡¡que pena que su madre no esté aquí para oírla…!!!

Y todo fue pasando, y al llegar a los tres años… la niña se marcho a la guardería, y recupere mi tiempo,  pero cuando iba a la frutería o al banco todos me preguntaban por  ella, entonces me di cuenta que ya no era yo, y que ya desde hacia tiempo…era la abuela de Andrea.

Y llore al pasar por el puente donde nos parábamos al ir a Mercadona y ver pasar los trenes que tanto le gustaban, y yo la veía saludar el conductor que más de una vez la saludaba con un pitido largo que a ella le encantaba, y cuando había pasado aun movía su manita diciéndole adiós.

Los parques y los columpios me producían tristeza, y deje de pasar por el parque que a ella tanto le gustaba, pero era inevitable porque la terraza de mi salón da a ese parque, y desde allí la veía subir a tobogán, sentarse en la tierra con su cubo, o pasear en su carro a “Fernandito” su gran muñeco con cara de bebe que todo el mundo confundía con uno de ellos.

Conoció a mis amigas, y a sus nietas, que más de una fue amiga de ellas, y las veíamos jugar juntas y nuestros corazones se inundaban de dicha.

Todo en mi vida fue Andrea, porque ya el tiempo que tanto había ansiado se me quedo grande, y yo que quería mi libertad ella no estaba, y yo me pregunte muchas veces ¿Y ahora, para que…?

Ahora su madre se la lleva con la otra abuela, ahora no hay que cuidarla tanto, no hay que enseñarla nada, ya no da ruido, ahora recién cumplidos los 11 años, todo a cambiado, yo la sigo echando  de menos, pero eso ya a nadie le importa.