A ella le gusta sentarse a mi lado cuando me arreglo, y cuando me ve pintarme se queda muy quieta después me dice... ahora a mí.
Yo sonrió tratando de que se le olvide, pero no olvida, y repite una y otra vez, a mí píntame los labios con el color rojo, igual que tu, porque ese me gusta.
Mi niña, que ya cumplió cuatro años, y casi tres los ha pasado conmigo, ahora solo comparte vacaciones y algunos fines de semana, también algún día del maestro que no tiene colegio y su madre tiene que irse a trabajar.
Andrea querida, ayer pasaste aquí el día, me ayudaste hacer la cama y la comida, te puse un mandil y después te gusto ponerte en el fregadero a lavar cacharritos, no me dejaste poner el lavaplatos, por que tu quieres ayudarme todo el tiempo.
Como te echo de menos hoy, tus risas no suenan en mi casa, y tus manitas no pasean mi rostro diciéndome lo mucho que me quieres, pequeña mía, cuanto te añoro cuando no estas, y deseo verte cada día.
Te quiero Andrea bella, siempre serás mi cebollita tierna, mi amor más cálido, mi ser en ti ... entero.