Yo estaba asomada a la ventana de mi dormitorio, veía uno de mis últimos atardeceres de las vacaciones, ella, Andrea apareció en el cuarto, me extendió los bracitos y sin palabras me dijo " cojeme en brazos" y la tome dulcemente.
Aunque ella había interrumpido la bella visión del atardecer, mereció la pena, ahora ya en mis brazos le señale hacia el sol que moría, y ella puso cara de sorprendida, y empezó a señalar, una y otra vez, y vi que se había quedado extasiada como yo.
La baje de mis brazos por que ya pesa mucho, y ella se puso a llorar señalando de nuevo la ventana, y la coji de nuevo en brazos y pude ver por primera vez el atardecer a través de sus ojos, fue una visión nueva y otra perspectiva del ocaso, fue maravilloso como muchas veces antes pero… totalmente diferente.