Yo estaba asomada a la ventana de mi dormitorio, veía uno de mis últimos atardeceres de las vacaciones, ella, Andrea apareció en el cuarto, me extendió los bracitos y sin palabras me dijo " cojeme en brazos" y la tome dulcemente.
Aunque ella había interrumpido la bella visión del atardecer, mereció la pena, ahora ya en mis brazos le señale hacia el sol que moría, y ella puso cara de sorprendida, y empezó a señalar, una y otra vez, y vi que se había quedado extasiada como yo.
La baje de mis brazos por que ya pesa mucho, y ella se puso a llorar señalando de nuevo la ventana, y la coji de nuevo en brazos y pude ver por primera vez el atardecer a través de sus ojos, fue una visión nueva y otra perspectiva del ocaso, fue maravilloso como muchas veces antes pero… totalmente diferente.
En este atardecer adonde vivo , disfruto de tu bello atardecer.
ResponderEliminarTe dejo un gran abrazo, muy querida amiga.
Muchas gracias amigo Ricardo, ahora también disfruto yo de esos atardeceres aunque ya sin ella, ella está estudiando en Madrid, yo junto al mar una temporada. Un abrazo.
ResponderEliminarQue lindo!
ResponderEliminarLos hijos crecen pero al menos para mi serán niñas siempre sin importar la edad jiji.
Besitoss, te quiero mucho
mar
Sabes Mar, que los hijos son lo más importantes de nuestras vidas, pero al llegar los nietos... la vida se alarga, y rejuveneces al pensar que lo que haces por ellos después lo haces por tus nietos, y te sientes joven... mas o menos. Besos amiga.
EliminarMe encanta como eres
ResponderEliminarcomo sueñas
como escribes
mil besoso
Somos simplemente nosotras, nada hay que demostrar, ya se nos paso la época de las tonterías, nada mejor que ser fuera como dentro. Un beso Mucha.
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